En
nuestra sociedad ha persistido la idea de la persona inteligente. Ya sabemos
todos que la inteligencia académica no es suficiente para alcanzar el éxito
personal y profesional ni tampoco nos garantiza la felicidad en nuestras vidas.
Las personas más exitosas son aquellas que supieron conocer sus emociones y las
gobernaron de manera que colaboraran para alcanzar sus metas en la vida.
La
inteligencia emocional se define como las habilidades para comprender las emociones y equilibrarlas, de tal
manera que podamos usarlas para manejar nuestra conducta y nuestros procesos de
pensamiento.
Posee 4 grandes componentes:
•
Percepción
y expresión emocional: reconocer de forma consciente nuestras emociones e
identificar qué sentimos y ser capaces de darle una etiqueta verbal.
• Facilitación
emocional: capacidad para generar sentimientos que faciliten el
pensamiento.
•
Comprensión
emocional: integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber
considerar la complejidad de los cambios emocionales.
•
Regulación
emocional: dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas
de forma eficaz.
Estas
habilidades están enlazadas de forma que para una adecuada regulación emocional
es necesaria una buena comprensión emocional y, a su vez, para una comprensión
eficaz requerimos de una apropiada percepción emocional.
La
Inteligencia Emocional se puede utilizar sobre uno mismo (competencia personal
o inteligencia intrapersonal) o sobre los demás (competencia social o
inteligencia interpersonal). En este sentido, la IE se diferencia de la
inteligencia social y de las habilidades sociales en que incluye emociones
internas, privadas, que son importantes para el crecimiento personal y el
ajuste emocional.
Una
vez llegada la adolescencia, una buen manejo de las emociones, dotarán a los
chicos y chicas de herramientas para prevenir los consumos de drogas, la
violencia y las conductas delictivas y un repertorio de comportamientos de
riesgos dirigidos a la búsqueda del placer como la conducción temerario, el
sexo indiscriminado…
Para
los padres y madres, también es muy importante dominarlas ya que, ante una
conducta desadaptativa, de poco sirve echar la charla o amenazar con “no lo
vuelvas a hacer”. Lo ideal es ejercitar con los hijos las capacidades descritas
anteriormente para ir aumentando el repertorio emocional del niño. Como padres,
es nuestra obligación educar a nuestros hijos para que puedan vivir de la
manera más sana y feliz.